sábado, 7 de junio de 2014

Crónica. Capítulo 5: Australia. Sesión 3: El fantasma de las Cataratas Dingo

Dado que en Cuncudgerie sólo hay un ambulatorio, Rivers es ingresado en una pequeña clínica de Port Hedland. Bishop, que ha empezado a actuar  y a hablar de forma extraña -fue descubierto leyendo compulsivamente los libros de la expedición y no para de hacer preguntas de todo tipo- y parece padecer alguna clase de amnesia, es ingresado también para tenerlo bajo observación.

Los investigadores se entrevistan con la policía, que les pregunta por su relación con el propietario del almacén, por las intenciones de su visita, y por el paradero de Wycroft, que al parecer abandonó el pueblo en dirección al desierto un par de días antes. Los investigadores niegan tener ninguna relación con él y aseguran que sólo querían comprarle equipo para su expedición.

La noche siguiente al interrogatorio, algunos de los investigadores entran en el almacén de Wycroft para investigar, que, a pesar de estar acordonado, no está vigilado. Lo único fuera de lo común que encuentran en el edificio es lo que parece una página suelta de un libro titulado Inteligencias Maravillosas y un bote de pintura negra que se derrama cuando Dodge cae al primer piso a través del maltrecho suelo de la primera planta. Sin duda, la policía sabrá de la intrusión al día siguiente. Antes de partir, registran también un cobertizo cercano, donde encuentran varias herramientas y cajas de dinamita. Una de ellas está abierta y faltan algunos cartuchos. Cuando nadie mira, el Coronel coge dos de ellos y se los guarda.

Intrigada por el extraño mal que aqueja al piloto, Carolyn consulta Los Manuscritos Pnakóticos, que precisamente estaba leyendo en ese momento, en busca de alguna referencia al extraño artefacto que parece ser el causante. El libro arroja una aterradora revelación: el artefacto coincide con la descripción del usado por los miembros de una especie llamada la Gran Raza de Yith para regresar a su propio espacio-tiempo tras haber intercambiado sus mentes con la de los habitantes de otros tiempos y lugares.

Mientras tanto, en la clínica, el Coronel encañona a Bishop, o a quien quiera que esté dentro de su cuerpo, para evitar su huida. Cuando Carolyn llega a la clínica y habla con sus compañeros, todos interrogan al supuesto Bishop y éste acaba confesando ser Klatakak, un miembro de la Gran Raza de Yith traído a estas coordenadas espaciotemporales contra su voluntad. Está dispuesto a irse, pero para ello necesita reparar el artefacto, lo que le llevaría al menos dos semanas. Los investigadores acceden a ayudarle para poder traer de vuelta al piloto.

Durante dos semanas, Rivers se repone de sus heridas en el hospital -parece que la única lesión irreversible es la de sus tímpanos- y sus compañeros ayudan al yithiano a conseguir los componentes para reparar el artilugio. Dodge decide regresar a Cuncudgerie para hacer algunos preparativos más.

En primer lugar, busca un guía nativo que los ayude a atravesar el desierto, y acaba dando con una extraña mujer llamada Aremi Miki, que además de conocer bien el desierto parece inteligente y tiene un profundo conocimiento de las leyendas de la región.

Aremi Miki, la guía aborigen contratada por Dodge
Tras contratar a la aborigen y acordar que volvería a buscarla cuando la expedición estuviese preparada para salir, Dodge se dirige a la taberna local, para echar un trago con los mineros y ponerse al día de las habladurías. Tras pagar varias rondas, los parroquianos le ponen al tanto de los siguientes rumores:


- Al Este, a lo lejos, se ha producido un grave desastre minero, pero la compañía responsable ha pagado a los políticos y se ha echado tierra sobre el asunto. Unas 25 personas han muerto, entre ellas Derby Dave el galés, que estuvo trabajando para Mortimer Wycroft. Todo esto tuvo lugar hace algún tiempo.


- Un americano chalado se llevó un grupo de dos docenas de trabajadores al desierto, les hizo cavar un pozo de diez metros de profundidad, luego les ordenó que dejarande trabajar, les pagó una cierta cantidad de dinero como compensación y luego hizo que todo el mundo volviese a Darwin a recoger su paga. Todo esto tuvo lugar hace algún tiempo.



- Algunos ganaderos que traían vacas por la ruta de ganado de Canning juran que unas cosas tan grandes como osos les robaron unas cuantas de sus cabezas de ganado. Esto ocurrió “hace más o menos un año.” Los supuestos ataques tuvieron lugar en algún lugar al Este de los lagos Percival.


- Los Slattery, que viven en las Cataratas del Dingo, son muy poco amistosos, y se debe evitarles.


- Un caballero americano de nombre John Carver, llevó a cabo una seriede inspecciones y excavaciones exploratorias a lo largo de laRuta de Ganado de Canning, que flanquea el lado orientaldel Gran Desierto de Arena.



- El fantasma de un hombre ardiendo ha sidovisto recientemente en el Norte (cerca de las Cataratas del Dingo) Esta historia en particular la cuenta un viejo llamado Ginger Muldoon el Loco, que se pone bastante violento cuando Dodge duda de su palabra y trata de tomarle el pelo.



- Hace unas dos semanas se avistaron en la zona tres grandes pájaros. La persona que cuenta esta historia juraque tenían alas de siete metros. Les disparó varias veces, para ver si podía cazar uno, pero estaban fuera del alcance de su arma.



- El sujeto americano que hizo cavar el pozo en la arenay el americano John Carver son la misma persona. Comprótodo su equipo aquí mismo, en la tienda de Mortimer Wycroft.



- En algún lugar del desierto hay una ciudad enterradabajo la arena. Hay maneras de entrar y salir de ella, pero laarena cambia constantemente, enterrando y desenterrando las vías de entrada. En la ciudad viven seres maléficos.

Intrigado por la historia del fantasma de las Cataratas Dingo, el Doctor Dodge decide ir a buscar a su guía y dirigirse con ella hacia el lugar. Una vez en las Cataratas Dingo -que no son unas cataratas de verdad, sino una charca formada al pie de una escarpadura rocosa-, después del atardecer, se les aparece efectivamente un espectro, pero no encaja con la descripción que diera el borracho. Se trata de un viejo y pobre minero descalzo que trata, por gestos, de hacer que le sigan hacia la formación rocosa.

El fantasma del viejo minero
Dodge y Aremi se acercan a él con sus lámparas de gas en la mano, y entonces se convierte en el hombre ardiente que describió el viejo, y después desaparece. Asustados y curiosos a partes iguales, los dos investigadores deciden acercarse a la formación y descubren en su superficie tres cavernas. Suben por la parte menos empinada y la aborigen se descuelga por la pared. Tirando hojarasca ardiendo por cada una de ellas, comprueba que todas tienen más de diez metros de profundidad, y decide adentrarse en la de la derecha. Por desgracia, el descenso en la oscuridad no es fácil, y cae doce metros fracturándose varios huesos y quedando inconsciente en el acto.

Armándose de valor, el Doctor Dodge baja a buscarla y consigue sacarla de allí atándola a una cuerda, haciendo caso omiso del crujido bajo sus pies -quizá los huesos del muerto-. Conduce hasta el hospital de Port Hedland con la aborigen gravemente herida a su lado. A su regreso, Bishop ya ha vuelto en sí, aunque no recuerda nada desde el momento en que miró por la lente del artilugio, y a Rivers ya le han dado el alta. Sin embargo, la fea fractura de fémur de la guía podría retrasar aún más la expedición...

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